

El nombre de esta piedra natural significa "piedra azul". Viene de la palabra latina lapis, que significa mineral, y del árabe lazul, que significa azul.
Esta piedra preciosa, antes llamada "piedra semipreciosa", ha fascinado a la gente desde el principio de los tiempos. A lo largo de los siglos, el lapislázuli se ha considerado un símbolo de salud, nobleza, suerte, fuerza divina, poder, valor, elegancia y pureza.
A menudo se ha utilizado para crear objetos de lujo y suntuosas joyas. En la prehistoria, el lapislázuli ya se montaba en joyas o se llevaba como adorno. Los egipcios la utilizaban para decorar las máscaras funerarias de los faraones y para crear amuletos de la suerte en forma de ojo o escarabajo.
En la Edad Media, esta piedra azul también se molía en polvo para fabricar pigmentos azules ultramarinos. Luego se utilizó para teñir telas o para pintar soportes o cuadros, como puede verse en el techo de la Capilla Sixtina o en el cuadro La joven de la perla de Vermeer.
Esta piedra natural pertenece a la familia de las feldespáticas. Su dureza está entre 5 y 6 en la escala de Mohs y su densidad varía entre 2,5 y 3.
Se compone de lazurita. También contiene pirita cuando tiene escamas doradas o calcita cuando está moteada de blanco.
Azul intenso, con escamas doradas o blancas según su composición.
Su color puede recordar a un cielo estrellado.
A menudo se confunde con el zafiro, la sodalita, etc.
Los principales yacimientos de lapislázuli se encuentran en Afganistán, donde se descubrieron los depósitos más antiguos, pero también en Chile, donde se considera la piedra nacional. También hay yacimientos en Perú, Angola, Pakistán, Birmania y Norteamérica.
Los depósitos más antiguos se encontraron en Afganistán.
Se dice que el lapislázuli tiene un efecto calmante que reduce el estrés y favorece la comunicación y la confianza en uno mismo. Se dice que esta piedra azul es muy beneficiosa para potenciar el espíritu creativo.
Está vinculado al chakra de la garganta (el 5º chakra) y al chakra frontal, también llamado Tercer Ojo (el 6º chakra).
Nota: nuestras piedras preciosas no se venden para litoterapia. Las piedras naturales no pueden sustituir en ningún caso la experiencia o el tratamiento médico.
Si desea limpiar su piedra de lapislázuli, puede purificarla en agua clara, pura o destilada.
Para recargar el lapislázuli, es aconsejable colocar la piedra fina directamente bajo la luz de la luna, idealmente cuando hay luna llena.
Su intenso color azul combina bien con los colores cálidos, como el dorado o el chapado en oro, o incluso el oro rosa.
Si le gustan más las joyas de plata, la plata 925 o el acero inoxidable le permitirán crear joyas de gran elegancia.
En litoterapia, la piedra de lapislázuli va muy bien con otras piedras azules como la apatita, la sodalita, el larimar, la aventurina azul o la aguamarina. También puedes combinarlo con amatista, fluorita, labradorita o piedra lunar. Estas piedras desprenden energías similares y potencian la calma y la serenidad.
En cambio, no se recomienda combinarlas con jaspe rojo, malaquita, obsidiana negra u ónice. Las piedras demasiado potentes y energizantes atenuarían los beneficios del lapislázuli.
Pero si eliges una piedra de lapislázuli sólo por su belleza y brillo, entonces todas las piedras están permitidas. Simplemente combínalo con los que te gusten...










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