
La turquesa es una piedra preciosa muy popular, utilizada desde hace siglos para fabricar joyas y objetos decorativos. Es muy apreciada por su atractivo color y su belleza natural.
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El nombre "turquesa" significa "piedra de Turquía". Esta piedra natural debe su nombre a un malentendido. Cuando los mercaderes venecianos la introdujeron en Europa, los europeos pensaron que procedía de Turquía, cuando en realidad procedía de Persia. Los persas la llamaban "Feroza" o "Firuze", que significa "victoriosa".
La turquesa ya se utilizaba en el antiguo Egipto para joyería y decoración. En excavaciones arqueológicas se encontraron brazaletes de turquesa en los brazos de las momias. El más antiguo se descubrió en la tumba de la reina Zar, y se utilizaba para protegerla. Data de más del 6.000 a.C.
El sarcófago del faraón Tutankamón estaba engastado con numerosas piedras preciosas, como lapislázuli, amatista, turquesa y cornalina. Su máscara funeraria también estaba adornada con turquesa.
En Persia, esta piedra azul se utilizaba como moneda, pero también como talismán para protegerse del mal de ojo. También adornaba los turbantes y anillos de los dignatarios, que la utilizaban como sello.
Tibetanos e indios creían en sus propiedades curativas y virtudes medicinales. También era símbolo de valor, devoción y benevolencia.
Para los aztecas era una piedra sagrada. La utilizaban junto con otras piedras para decorar sus objetos ceremoniales. Creían que la turquesa era demasiado poderosa y que sólo los dioses eran capaces de llevarla.
Los apaches creían en su poder protector. La turquesa representaba a la diosa del cambio, también conocida como la "mujer turquesa". Creían que podía guiar a cazadores y guerreros. Por eso ataban una piedra de turquesa a sus armas, creyendo que la piedra garantizaría que no fallaran su objetivo.
Para los navajos, la turquesa eran trozos de cielo que habían caído a la tierra.
Esta piedra azul tiene una dureza de entre 5 y 6 en la escala de Mohs y una densidad de entre 2,6 y 2,9. La turquesa auténtica es una piedra relativamente blanda y puede rayarse si no se manipula con cuidado. También es sensible a los productos químicos y a la exposición prolongada a la luz solar directa.
¿Azul turquesa o verde turquesa? Pues los dos. El color de la turquesa varía del azul claro luminoso al verde intenso. Todo depende de los elementos que contenga: cuanto más azul, más cobre; cuanto más verde, más cromo y vanadio. El tinte amarillo se debe a la presencia de hierro.
Las vetas marrones y oscuras que la atraviesan se deben a la presencia de otros minerales, como cobre y hierro, presentes en las grietas.
Los principales yacimientos se encuentran en Afganistán, Australia, China, Estados Unidos, Francia, Irán, Israel, México y Tanzania.

En litoterapia, la turquesa natural tiene fama de ser una piedra calmante y tranquilizadora. Se dice que aumenta la empatía y la realización personal, y que ayuda a las personas a soltarse y a comunicarse mejor con los demás. Protege a quien la lleva de las vibraciones negativas.
La turquesa está relacionada con el chakra de la garganta. Se dice que fomenta la espontaneidad, la comunicación honesta y benévola, aumenta la confianza en uno mismo, ayuda a disipar la timidez y estimula la expresión creativa.
Se utiliza a nivel del Tercer Ojo, se dice que mejora toda meditación.
Atención: nuestras piedras preciosas no se venden para litoterapia. Los efectos de las piedras no han sido probados científicamente. En ningún caso, las piedras naturales pueden sustituir a los conocimientos o tratamientos médicos.
Para conservar sus propiedades, la turquesa debe limpiarse y purificarse para eliminar las impurezas y las energías negativas que se hayan acumulado. Existen varios rituales para limpiar la turquesa: sumergirla en agua, enterrarla en la tierra o ahumarla con incienso.
Una vez purificada, puedes recargarla dejándola toda la noche bajo la luz de la luna. Para optimizar el proceso, colócala sobre un racimo de cuarzo o una geoda de amatista.
En un anillo, una pulsera, un collar o unos pendientes, opte por los tonos fríos de la plata de ley 925 o los imprimadores de joyería de acero inoxidable. Combinan perfectamente con el color azul de la piedra. Pero si busca una joya con un espíritu soleado y luminoso, combine su turquesa con joyas bañadas en oro o con baño de oro.
¿Qué piedra llevar con turquesa? Aunque los litoterapeutas recomiendan llevar turquesa sola, puedes combinarla con piedras preciosas con una energía similar, como labradorita, aguamarina, lapislázuli o ágata azul.










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